Nació en Atenas en el año 427 a. de C. Se ha dicho alguna vez que, en la filosofía occidental, lo que no es Platón es Aristóteles. Quizá se trate de una exageración, pero lo cierto es que estas dos gigantescas figuras han dejado su profunda huella en todo el pensamiento universal en mucha mayor medida que cualquier otro pensador. Platón nace en el seno de una familia noble, y toma parte activa en la vida pública de su tiempo. Pero su grande y definitiva vocación es la filosofía, a la que se siente atraído por la irresistible personalidad de Sócrates; la muerte de éste le hace apartarse definitivamente de la política activa si bien buena parte de su pensamiento está dedicado a ella, y consagrarse por entero a la filosofía. Hacia el 387 a. C. se establece en un jardín de Atenas dedicado al héroe Academo, de donde procede el nombre de Academia con que se conoce su escuela. Allí realiza, hasta su muerte, una fecunda labor intelectual, en la que participa activamente su discípulo Aristóteles. El pensamiento de Platón está expuesto en sus magistrales Diálogos, obras maestras de la literatura universal, en los que la figura principal es casi siempre Sócrates. Aunque se han planteado dudas acerca de la autenticidad de algunos de ellos, se admite generalmente un número de 135. Platón sigue intentando resolver el problema que acerca del conocimiento había planteado Parménides. Para Platón, el conocimiento es una anamnesis, es decir, conocer es recordar. Hay dos mundos: el de las ideas, kosmos noetós, y el de la sensación, kosmos aiszetós. El alma, que existe en el kosmos noetós, "convive" con las demás ideas o esencias, con la auténtica realidad: Según expone en el mito del carro alado (en el diálogo Fedro), el carro se despeña y el alma cae al mundo sensible, donde se encarna en un cuerpo. Ya dentro de él está como en una cárcel, viviendo en el mundo de la sensación de la apariencia, en el que no hay más que "sombras" de las verdaderas ideas. El alma, a través de las ventanas de los sentidos, ve aquellas sombras (el mito de la caverna, en el diálogo La República), que le llevan a recordar las realidades que ya contempló cara a cara. Las ideas son, pues, innatas. El camino propugnado por Platón para alcanzar la verdad es "investigar la verdad de las cosas en las ideas" (Fedón). De acuerdo con su teoría de la reminiscencia o anamnesis, "la investigación y el saber no son otra cosa que recuerdo" (Menón). Este idealismo de Platón reduce lo realmente real a la idea, pero en Platón hay también un realismo, en cuanto que confiere realidad separada a los conceptos universales (unidad, bondad, belleza, etc.), que son arquetipos o ideas no perceptibles (puras esencias), existentes fuera de nuestro mundo material, y a los que las cosas imitan, es decir, ideas y cosas no se identifican, y el contacto con las cosas no produce el conocimiento de las ideas correspondientes. Para Platón, las ideas son reales, entendiendo por idea la esencia o forma de cada cosa, su estructura nuclear. Para Platón, el alma tiene tres partes: la razón, situada en la cabeza; el alma irascible, en el pecho; y el alma concupiscible, en el vientre. A cada una corresponde una virtud. Estas virtudes son las que el cristianismo denominará "cardinales". Su concepción del Estado se relaciona con sus ideas psicológicas: la clase social de los gobernantes se corresponde con el alma racional del individuo; la de los militares, con el alma irascible; la de los comerciantes y agricultores, con la concupiscible. A cada una de estas clases corresponde la respectiva virtud de prudencia, fortaleza y templanza, a las que se une la justicia, como reguladora del conjunto. En la República ideal de Platón, al filósofo le corresponde un papel de dirigente y gobernante. En La República traza un modelo ideal de Constitución, al margen de condicionamientos históricos. La doctrina psicológica de Platón es función de sus ideas éticas: el hombre es su alma. La moral platónica se aleja de la escuela cínica, que defiende una moral intelectual, pues Platón resalta el valor de la fuerza de voluntad y la supremacía de la razón. La influencia del pensamiento platónico ha sido decisiva en las corrientes idealistas hasta fines del s. XIX, desde los escolarcas de la Academia (s. IV-I a. C.), y en movimientos como escepticismo, estoicismo, eclecticismo, etc. El platonismo está presente en la tradición latina, árabe, judía y bizantina, así como en el Renacimiento y en los moralistas ingleses del s. XVII. Murió en Atenas en el año 347 a. C.
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