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martes, 31 de agosto de 2010

Platón

Nació en Atenas en el año 427 a. de C. Se ha dicho alguna vez que, en la filosofía occidental, lo que no es Platón es Aristóteles. Quizá se trate de una exageración, pero lo cierto es que estas dos gigantescas figuras han dejado su profunda huella en todo el pensamiento universal en mucha mayor medida que cualquier otro pensador. Platón nace en el seno de una familia noble, y toma parte activa en la vida pública de su tiempo. Pero su grande y definitiva vocación es la filosofía, a la que se siente atraído por la irresistible personalidad de Sócrates; la muerte de éste le hace apartarse definitivamente de la política activa si bien buena parte de su pensamiento está dedicado a ella, y consagrarse por entero a la filosofía. Hacia el 387 a. C. se establece en un jardín de Atenas dedicado al héroe Academo, de donde procede el nombre de Academia con que se conoce su escuela. Allí realiza, hasta su muerte, una fecunda labor intelectual, en la que participa activamente su discípulo Aristóteles. El pensamiento de Platón está expuesto en sus magistrales Diálogos, obras maestras de la literatura universal, en los que la figura principal es casi siempre Sócrates. Aunque se han planteado dudas acerca de la autenticidad de algunos de ellos, se admite generalmente un número de 135. Platón sigue intentando resolver el problema que acerca del conocimiento había planteado Parménides. Para Platón, el conocimiento es una anamnesis, es decir, conocer es recordar. Hay dos mundos: el de las ideas, kosmos noetós, y el de la sensación, kosmos aiszetós. El alma, que existe en el kosmos noetós, "convive" con las demás ideas o esencias, con la auténtica realidad: Según expone en el mito del carro alado (en el diálogo Fedro), el carro se despeña y el alma cae al mundo sensible, donde se encarna en un cuerpo. Ya dentro de él está como en una cárcel, viviendo en el mundo de la sensación de la apariencia, en el que no hay más que "sombras" de las verdaderas ideas. El alma, a través de las ventanas de los sentidos, ve aquellas sombras (el mito de la caverna, en el diálogo La República), que le llevan a recordar las realidades que ya contempló cara a cara. Las ideas son, pues, innatas. El camino propugnado por Platón para alcanzar la verdad es "investigar la verdad de las cosas en las ideas" (Fedón). De acuerdo con su teoría de la reminiscencia o anamnesis, "la investigación y el saber no son otra cosa que recuerdo" (Menón). Este idealismo de Platón reduce lo realmente real a la idea, pero en Platón hay también un realismo, en cuanto que confiere realidad separada a los conceptos universales (unidad, bondad, belleza, etc.), que son arquetipos o ideas no perceptibles (puras esencias), existentes fuera de nuestro mundo material, y a los que las cosas imitan, es decir, ideas y cosas no se identifican, y el contacto con las cosas no produce el conocimiento de las ideas correspondientes. Para Platón, las ideas son reales, entendiendo por idea la esencia o forma de cada cosa, su estructura nuclear. Para Platón, el alma tiene tres partes: la razón, situada en la cabeza; el alma irascible, en el pecho; y el alma concupiscible, en el vientre. A cada una corresponde una virtud. Estas virtudes son las que el cristianismo denominará "cardinales". Su concepción del Estado se relaciona con sus ideas psicológicas: la clase social de los gobernantes se corresponde con el alma racional del individuo; la de los militares, con el alma irascible; la de los comerciantes y agricultores, con la concupiscible. A cada una de estas clases corresponde la respectiva virtud de prudencia, fortaleza y templanza, a las que se une la justicia, como reguladora del conjunto. En la República ideal de Platón, al filósofo le corresponde un papel de dirigente y gobernante. En La República traza un modelo ideal de Constitución, al margen de condicionamientos históricos. La doctrina psicológica de Platón es función de sus ideas éticas: el hombre es su alma. La moral platónica se aleja de la escuela cínica, que defiende una moral intelectual, pues Platón resalta el valor de la fuerza de voluntad y la supremacía de la razón. La influencia del pensamiento platónico ha sido decisiva en las corrientes idealistas hasta fines del s. XIX, desde los escolarcas de la Academia (s. IV-I a. C.), y en movimientos como escepticismo, estoicismo, eclecticismo, etc. El platonismo está presente en la tradición latina, árabe, judía y bizantina, así como en el Renacimiento y en los moralistas ingleses del s. XVII. Murió en Atenas en el año 347 a. C.

lunes, 30 de agosto de 2010

Buda

Nace en Kapilavstu en en año 563 a.C. Fundador del budismo, al nacer se le impone el nombre de Sidharta. Pertenecia al clan de los Shakya, rama de una casta, los Kshatriya, que gobernaba una pequeña confederación de tribus. Buda nace al Sur del Nepal. Según la tradición, está predestinado a ser un emperador o un gran maestro. Su padre, Shudhodana, decide que su hijo le suceda en el cargo, y le priva de la visión de la miseria terrenal. Buda crece en un ambiente lujoso y disfruta de una excelente salud. Su inteligencia es igualmente privilegiada. Según las costumbres de su entorno, se casa a los 16 años con su prima Yashodhara, de la cual nace su hijo Rahula. Dice la tradición que obtendrá a su esposa después de un combate en el que derrota a todos sus adversarios. Tiene además tres concubinas, pero su espíritu reflexivo le lleva a no contentarse con la vida que lleva. Parece que su primera crisis existencial coincide con el nacimiento de su primer hijo. A pesar de los esfuerzos de su padre para ocultarle la realidad, Buda descubre durante un paseo los cuatro símbolos que determinarán su vida: un viejo decrépito, un enfermo, un cadáver y un monje errante. La leyenda dice que son cuatro dioses disfrazados. Tiene 29 años. Llega a la conclusión de que, si existe la metempsicosis (reencarnación tras la muerte), el sufrimiento es eterno. Su misión es clara: debe ayudar al hombre a alejarse del sufrimiento. Decide abandonar el lujo que le rodea, escapando una noche a caballo. Sin embargo, las verdaderas razones por las que Buda se atormenta interiormente, su lucha interna, se nos ocultan. Su vida cambia totalmente a partir de entonces. Abandona sus hermosas vestiduras, se rapa la cabeza y se viste ascéticamente. Se establece en un bosque y allí aprende las técnicas de la meditación y el autodominio. Seis años de dura mortificación están a punto de acabar con su vida. Desecha ese camino y reemprende la meditación a la sombra de una higuera, por espacio de 49 días. Durante ese tiempo intenta hallar respuesta al interrogante del sufrimiento. Pero antes ha de resistir los embates de la deidad infernal Mara que le ataca desatando huracanes y terremotos, en medio de los cuales danzan sus tres hijas: el deseo, el placer y la pasión. Pero Buda no se mueve. La propia tierra sale en su defensa y el asceta halla la clave de su meditación. De esta forma nos explica la leyenda lo que en realidad es una meditada remodelación de su alma. Tenía entonces 35 años. Vuelve con sus antiguos condiscípulos de meditación y les expone su primer sermón: La puesta en movimiento de la rueda de la ley. A partir de entonces, su comunidad se extiende por toda la India, aunque sus últimos años se ven oscurecidos por las luchas sectarias que promueven algunos de sus seguidores. Dotado de buen sentido y fortaleza física, su pensamiento es más bien intuitivo, y su carácter, amable. Persigue la consecución de un estado místico, nirvana, en el que, más que una trascendencia del alma después de la muerte, busca la liberación del dolor físico y moral. Muere en el año 483 a. C.

lunes, 23 de agosto de 2010

Virgilio

(70-19 a. de C.), poeta romano, autor de la Eneida, obra maestra de la literatura latina. La influencia de Virgilio en escritores europeos de épocas posteriores fue enorme. Publio Virgilio Marón nació el 15 de octubre del año 70 a. de C., en Andes, un pueblecito próximo a Mantua. Su padre era un humilde campesino. Virgilio estudió en profundidad las literaturas griega y romana, además de retórica y filosofía, en Cremona, Mediolanum (hoy Milán), Roma y Nápoles. Gracias a la protección del político romano Cayo Mecenas, Virgilio se vio libre de preocupaciones económicas y pudo entregarse plenamente al estudio y a la literatura. Pasó la mayor parte de su vida en Nápoles y Nola, y entre sus ámigos más íntimos figuran su protector y mecenas, Octavio, que más tarde se convertiría en el emperador Augusto, y muchos eminentes poetas, como Horacio y Lucio Vario Rufo. En el año 19 a. de C. emprendió un viaje por Grecia y Asia, con la intención de revisar su obra maestra, la Eneida, prácticamente terminada para entonces, y dedicar el resto de su vida al estudio de la filosofía. En Atenas, se reunió con Augusto y regresó con él a Italia. Virgilio enfermó antes de embarcar y murió poco después de su llegada a Brindes (hoy Brindisi). En su lecho de muerte, Virgilio ordenó a Augusto que destruyera la Eneida; sin embargo, el poema fue revisado y publicado por Vario Rufo y Plotio Tuca.

jueves, 19 de agosto de 2010

Hipócrates

(c. 460 - c. 377 a.C.), el médico más importante de la Antigüedad, considerado el padre de la medicina. Nacido probablemente en la isla de Cos, Grecia, realizó numerosos viajes antes de establecerse definitivamente en la isla para dedicarse a la enseñanza y la práctica de la medicina. Murió en Larissa, Grecia, y poco más se sabe de él. Su nombre se asocia al juramento hipocrático, aunque es muy posible que no fuera el autor del documento. De hecho, de las casi setenta obras que forman parte de la Corpus hippocraticum, es posible que sólo escribiera alrededor de seis. La Corpus hippocraticum probablemente es lo único que queda de la biblioteca médica de la famosa Escuela de Medicina de Cos. Sus enseñanzas, su sentido del distanciamiento y su capacidad para la observación clínica directa quizá influyeran a los autores de esos trabajos y, sin duda, contribuyeron en gran medida a desterrar la superstición de la medicina antigua. Entre las obras más importantes de la Corpus hippocraticum está el Tratado de los aires, las aguas y los lugares (siglo V a. de C.) que, en vez de atribuir un origen divino a las enfermedades, discute sus causas ambientales. Sugiere que consideraciones tales como el clima de una población, el agua o su situación en un lugar en el que los vientos sean favorables son elementos que pueden ayudar al médico a evaluar la salud general de sus habitantes. Otras obras, Tratado del pronóstico y Aforismos, anticiparon la idea, entonces revolucionaria, de que el médico podría predecir la evolución de una enfermedad mediante la observación de un número suficiente de casos. La idea de la medicina preventiva, concebida por primera vez en Régimen y en Régimen en enfermedades agudas, hace hincapié no sólo en la dieta, sino también en el estilo de vida del paciente y en cómo ello influye sobre su estado de salud y convalecencia. La enfermedad sagrada, un tratado sobre la epilepsia, revela el rudimentario conocimiento de la anatomía que imperaba en la antigua Grecia. Se creía que su causa era la falta de aire, transportada al cerebro y las extremidades a través de las venas. En Articulaciones, se describe el uso del llamado banco hipocrático para el tratamiento de las dislocaciones.

viernes, 13 de agosto de 2010

Hegel (Georg Wilhelm Friedrich)

Nació en Stuttgart en 1770. De la filosofía kantiana se derivan dos importantes líneas de pensamiento: la realista, representada por Herbert, y la idealista, mucho más honda y fructífera, que pasa por Fichte y Schelling y culmina en Hegel Éste estudia Filosofía y Teología en Tubinga y ocupa varios puestos notables en la docencia, llegando a ser profesor en Heidelberg, y en Berlín. Es el formulador riguroso del idealismo y su pensamiento se inscribe en gran medida en el ámbito de la Filosofía de la historia. Su obra fundamental es Fenomenología del espíritu (1807). Después de su muerte, sus discípulos publican Filosofía de la Historia universal y Filosofía de la religión. El punto de partida de su pensamiento es el desarrollo de la idea lógica, desarrollo que se hace dialécticamente, es decir, pasando por los estudios de tesis, antítesis y síntesis. La síntesis, a su vez, vuelve a convertirse en tesis, que inicia de nuevo el ciclo. Siempre con este esquema dialéctico, la idea pura, que está al principio, es por su total indeterminación, lo mismo que el no-ser, que la nada. Pero cuando, en el tercer momento, el ser tiene conciencia de su no-ser, surge la síntesis: el devenir. Hasta aquí la idea ha sido objeto de estudio de la lógica. La Filosofía de la Naturaleza persigue el desarrollo de la idea en su ser fuera-de-sí, primero en su exterioridad general, como espacio y tiempo (Matemática), en su exterioridad real, como naturaleza inorgánica (Física) y en su naturaleza viviente (Fisiología). A partir de aquí, comienza el campo de la Filosofía del espíritu. En el organismo animal, la idea, que se ha exteriorizado de sí misma, vuelve a sí misma y se convierte en espíritu, cuyos tres estadios son: el espíritu subjetivo, el espíritu objetivo y el espíritu absoluto. El alma, la conciencia y el espíritu son, a su vez, los tres estadios del espíritu subjetivo. El espíritu objetivo se despliega en el derecho, la moralidad subjetiva y la moralidad objetiva. Por último, el espíritu absoluto se manifiesta, sucesivamente, en intuición (arte), representación (religión) y concepto (filosofía). La filosofía es, pues, para Hegel el último estadio de la evolución de la idea, encarnada en la historia. La historia, por otra parte, viene a ser como un grandioso teatro en el que los pueblos y las personalidades no son sino medios de los que se vale el espíritu del mundo para realizar sus fines; éstos no hacen otra cosa sino jugar un papel prescrito por el conjunto. Su idea del Estado es característica, y ha sido el punto de partida de concepciones totalitarias, algunas de las cuales representan un protagonismo primordial en el mundo contemporáneo. Para Hegel, el Estado encarna y realiza la razón humana universal. Según eso, el Estado perfecto sería aquel en que la voluntad del individuo estuviese de total acuerdo con la voluntad general: esto sería, para Hegel, la libertad perfecta, el fin último de la historia universal. Por eso piensa que la forma o vida más alta de la conciencia es la política, tal como se realiza en la historia de los pueblos y en las diversas civilizaciones. La doctrina hegeliana es un intento de síntesis, de valor universal, de las preocupaciones críticas, metafísicas y teológicas del pensamiento moderno. Pero el sistema hegeliano es ambiguo: el Absoluto es unidad de positivo y negativo, de finito e infinito. Su sistema no resuelve el problema fundamental de relación entre sensibilidad y razón, entre particular y universal. En su concepción, la expresión más elevada de la conciencia no es la religión, sino la política. Su espíritu absoluto es el espíritu del mundo, subordinado al espíritu de cada pueblo y a éste cada individuo. En consecuencia, subordina la religión a la política, y la Iglesia al Estado. La religión, para Hegel, se sitúa a mitad de camino entre filosofía y arte. Su influencia ha sido enorme en el liberalismo dogmático y bíblico, y en el laicismo en general. De la escuela hegeliana derivan los principales movimientos especulativos del s. XIX. Marx aplica la dialéctica hegeliana a las fuerzas económicas y sociales que mueven la historia. Y del mismo modo que Hegel glorifica la guerra entre Estados y naciones como contradicción antitética que mueve la historia así Marx hace de la dialéctica de la lucha de clases entre explotados y explotadores el motor del devenir de la Humanidad (cfr. J. Miguel Ibañez Langlois, El marxismo: visión crítica, Ed. Rialp, Madrid, 1975). Hegel ha sido acusado de ateísmo, lo que no es cierto, pero sitúa la religión entre la filosofía y el arte, porque permanece aún ligada a la imagen y es, por eso, inferior a la filosofía. Murió en Berlín el 14 de noviembre de 1831.